top of page

En “La extensión del cielo” intervienen un total de 11 personajes y una bandada de buitres que cada vez se hará mayor. En la primera parte de la película veremos a cuatro personajes (tres hombres y una mujer con edades comprendidas entre los 30 y los 55 años) que poseen un inmenso poder económico y que se reúnen periódicamente para tomar decisiones que implican la ruina y la miseria para millones de seres humanos. Además, y como sobremesa a sus reuniones, se permiten realizar experimentos con personas anónimas, a las que abandonan en lugares inhóspitos o aislados con la esperanza de verlas morir o de que se aniquilen unas a otras.

En la segunda parte de la película veremos a seis personas anónimas experimentando situaciones que suponen su naufragio vital, su fracaso como personas integradas en esta sociedad: un trabajador de 55 años que se niega a abandonar su puesto de trabajo y es echado a la calle por la fuerza, una joven que encuentra semiinconsciente a ese mismo trabajador e intenta ayudarlo, una adolescente de doce años llamada Lur (tierra) que sufre el acoso de sus compañeras de baloncesto y que se refugia en su diario personal, un poeta de 35 años que atraviesa un desengaño amoroso traumático, una chica que se escapa de un colegio religioso en ruina moral, otra chica a la que sus padres echan de casa. Después de este naufragio vital, en la película se produce un naufragio explícito: cinco de estos personajes van llegando a nado a la costa de un inmenso desierto. Ignoramos si viajaban en una nave y si esta ha sufrido algún accidente. Lo que queda claro a partir de aquí es que han fracasado como miembros del “sistema” y se han visto arrojados a un desierto que evoca su aislamiento social y su incapacidad por adaptarse al ritmo que marca la época. Y su falta de adaptación no es cuestión de edad: en el grupo hay desde adolescentes hasta personas muy maduras. Lo determinante para ese fracaso es la tenacidad de sus espíritus para no someterse. En cuanto a la adolescente de doce años, la vemos experimentar el horror dentro de un edificio religioso mediante una subversión de las imágenes que parecen sugerir una inversión del relato de “Alicia en el país de las maravillas” de Carrol.

 

En la tercera y última parte, vemos a estas seis personas anónimas deambular por el inmenso desierto, en distintas direcciones, mientras un cura va de uno a otro exigiéndoles una limosna o algún objeto que tenga algo de valor. Resulta sintomático que el cura no considere de valor la cámara fotográfica que porta una de las chicas, cámara con la que ella va registrando las etapas de su extraño viaje. En el final, todos los náufragos se reúnen en un promontorio de piedra para esperar el anochecer y encienden fuego para calentarse. El cura se presenta y exige a Lur que le entregue el diario donde atesora sus secretos. Lur se debate y finalmente decide arrojar el diario al fuego. Y una enorme bandada de buitres se cierne sobre sus cabezas.

 

bottom of page